Los Mejores Regalos para una Pedida de Mano

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Tradicionalmente, previa a la boda se suele celebrar una fiesta familiar de pedida de mano, heredada de la época en la que el novio tenía que pedir el consentimiento del padre de la novia. Actualmente, nuevamente están de actualidad y es una buena ocasión para que las familias se conozcan.

Normalmente, la pedida de mano se celebra con una comida, merienda o cena en casa de los padres de la novia. Es habitual y un bonito detalle que el novio le lleve por la mañana un ramo de flores a la novia, si son rosas blancas se seguirá la tradición al pie de la letra.

También es recomendable que el novio lleve algún detalle a los padres de la novia. Lo mejor es crear un ambiente distendido para que así los asistentes, que normalmente apenas se conocen puedan familiarizarse unos con otros.

Es en el momento de los postres en el que el novio pide al padre de la novia la mano de su hija y se produce el intercambio de regalos.

La verdad es que no vengo de una familia muy tradicional y ni siquiera estaba bautizada, pero, en mi caso, como a mi pareja y a su familia les hacía tanta ilusión decidí poner un poco de mi parte para celebrar la pedida de mano y la boda con la que soñaban.

El Regalo para una Pedida de Mano

Mi pareja dio totalmente en el clavo con mi regalo. Por otro lado, el regalo de compromiso más clásico para la novia es un anillo, son regalos que perduran en el tiempo y que van de generación en generación.

Me dijo que el suyo le había ayudado a elegirlo su madre en Joyería Lorena, una empresa familiar de joyeros con mucha tradición con joyas personalizadas y joyas de grandes marcas.

Encontró en su catálogo en anillo perfecto, un anillo de oro con una aguamarina que es una piedra semipreciosa que atrae la buena suerte aportando bienestar y felicidad. Antiguamente era considerada como la gema de los navegantes y también como portadora de riquezas.

Soy una apasionada de la joyería y la verdad es que me enamoré de ese pequeño trocito de piedras preciosas, un símbolo de nuestro compromiso y cariño que perduraría en el tiempo. La verdad es que, para mí, que siempre me he considerado muy lejos de todo lo tradicional y conservador me estaba encantando todo el proceso.

Encontraba todo el ritual del casamiento una experiencia muy enriquecedora, no solo porque las dos familias tuvieran este lugar de encuentro para conocerse sino como forma de celebrar nuestra relación y la decisión de llevar una vida juntos.

Me estaba gustando mucho esto de casarme, muchas de mis amigas no daban crédito al conocerme, pero así era.

Muchas me decían la famosa frase de “quién te ha visto y quién te ve” aunque después de explicarles mis razones a algunas de las que no querían casarse por nada del mundo notaba como, en cierta medida, cambiaban un poco de parecer.

Es cierto que, en mi caso, era todo el ritual con iglesia de por medio. La verdad es que esa parte me la hubiese saltado, pero al final también me sentí muy bien al ver la cara de felicidad de mi pareja cuando llegó el esperado día.

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