Hoy en día podemos comprar en todo el mundo todo aquello que nos imaginemos, sin embargo, muchas veces no es necesario salir tan lejos o comprar algo muy caro para disfrutar con los amigos y la familia. En este sentido, en este post de hoy os queremos hablar de la cachimba y es que este producto es tan interesante como múltiples opciones de uso y disfrute nos ofrece. Así, lo primero y más importante es que, como si de un brasero o una cocina se tratase, nos permite unirnos y acercarnos, por lo que más allá de la experiencia y el placer que nos puede dar una cachimba también tenemos que tener en cuenta el acercamiento a nuestra familia y amigos, la conversación, el buen rato…
Y es que tal y como nos recuerdan los amigos de Bloom Shisha, las cachimbas que encontramos actualmente en las tiendas están pensadas para nosotros, para unirnos como una familia y además están compuestas por varios elementos y cuentan con decenas de formas y decoraciones, pero todas comparten la misma estructura. En este sentido, a continuación, y gracias a su experiencia en el sector, os vamos a mostrar con detalle el nombre y la utilidad de cada una de estas partes:
- El plato: su función principal es la de recoger las cenizas generadas por el carbón. Además, también sirve para evitar que caigan carbones al suelo o a la mesa y para apoyar las pinzas con las que se manipulan los carbones.
- El mástil: se trata de un tubo de metal o de algún material inoxidable cuya función es la de canalizar el humo que genera el material que se haya puesto en la cazoleta hacia la base de la cachimba. En realidad, el tubo de inmersión también se considera parte del mástil. No obstante, lo más común es que la palabra “mástil” designe únicamente la parte superior de este, es decir, el tubo que conecta por una parte con la cazoleta y, por la otra, con la cámara.
- La purga: tiene la función de eliminar, mediante el soplado a través de la manguera de la cachimba, el humo que queda en la base de la cachimba.
- El acople de la manguera: sirve para conectar la manguera con la cachimba y es por donde pasará el humo que inhales.
- La cámara: es la pieza que conecta el mástil con la base y el tubo de inmersión. En ella se encuentra la purga y el acople de la manguera.
- El tubo de inmersión: forma parte del mástil y es la parte que conecta con la base.
- El difusor: ayuda a que las burbujas que se producen en cada fumada sean más pequeñas. Esto hace que disminuya el ruido al fumar y que la fumada sea más suave, es decir que la restricción sea menor.
- La base: esta pieza, hecha de cristal o de cerámica, es donde se deposita el agua para limpiar y enfriar el humo.
¿Cuál es el origen de la cachimba?
Aunque bien es cierto que muchos de nosotros las vemos en las tiendas, pero realmente no sabemos de donde provienen, en estas próximas líneas os queremos aclarar su origen y es que se sabe que la cachimba es un elemento de origen oriental, si bien no existe un acuerdo unánime sobre cuál fue el país donde nació ni sobre quién fue su inventor. Hay algunos investigadores que afirman que la cachimba la inventó Irfan Shaikh, un médico persa del emperador mogol Akbar. Sin embargo, hay otras teorías que apuntan a que el origen de la cachimba tal y como la conocemos hoy en día es anterior. Además, no podemos olvidar que el tabaco es un producto de origen americano, por lo que, para que se inventara un instrumento como la cachimba en Asia, primero tuvo que llegar el conocimiento del uso del tabaco al continente euroasiático. En este sentido, el primer contacto que tuvieron los europeos con el tabaco fue en el primer viaje de Cristóbal Colón, en el año 1492. Pocos años después, a principios del siglo XVI, la costumbre de fumar ya se había extendido por toda Europa y es probable que incluso ya hubiera llegado hasta los asiáticos. Así, se cree que fue el comercio oeste-este el que hizo que el tabaco llegara a países como Persia o la India y rápidamente la cachimba comenzó a expandirse por los países vecinos. En lo que respecta a Europa, la cachimba en el siglo XVIII a través de contactos diplomáticos. No obstante, su uso no se popularizó hasta dos siglos más tarde.