La ropa de segunda mano se ha convertido en una nueva moda. Lo que algunos podrían achacar a la crisis y la falta de fondos para invertir en vestir no encuentra en la mala situación financiera su única razón de ser. La ropa de segunda mano tiene también ese halo vintage que tan en auge se ha puesto en los últimos tiempos.
Lo que en otros países es ya una realidad desde hace años -basta con pensar en los mercadillos londinenses- ha llegado a España también con mucha fuerza y para quedarse. Dentro de nuestras fronteras teníamos el concepto de que comprar artículos de segunda mano, especialmente ropa, estaba relacionado con una falta de capital o resultaba incluso vergonzoso. Sin embargo, de unos meses a esta parte la mentalidad ha comenzado a abrirse y se han disociado estos dos conceptos. Aunque todavía somos reticentes a ponernos ropa que haya sido utilizada anteriormente por desconocidos, la crisis está dando una segunda oportunidad a muchas prendas y haciendo economizar a otras tantas personas. Se trata de hacer un consumo responsable.
Las tiendas de artículos de segunda mano no son sólo nuevas formas de reutilizar la ropa, sino que sirven también para que gente que busca prendas de lujo pueda permitírselas a un precio menor. En estos establecimientos, el consumidor puede encontrar desde bolsos de firma a zapatos de marcas no asequibles. Lucir un “chollo” de segunda mano puede ser un motivo para presumir, en lugar de avergonzarnos por haber recurrido a estas tiendas.
Pero estos comercios no son sólo el destino de aquel que busca las gangas, todos los artículos tienen un origen, y la persona que los lleva a vender a los locales se beneficia también del dinero por el que se lo compran los dueños de las tiendas.
Es importante destacar que cuando una persona lleva prendas o accesorios a vender a una tienda, quienes regentan el comercio o sus empleados vigilan que todo esté en buen estado. Así, no vale cualquier artículo para la su puesta en exposición y, como es obvio, segunda mano no equivale a algo roto, sucio o estropeado. Simplemente se trata de algo que ya ha tenido un uso pero que se encuentra en perfectas condiciones para seguir teniendo una vida útil.
Además de la ropa que procede de particulares, la mercancía que llega a la tiendas de segunda mano tiene un origen variado. Podemos encontrar desde artículos comprados en otros países o restos de comercios que han cerrado o renovado sus productos con la nueva temporada.
Madrid es una de las ciudades donde más han proliferado este tipo de locales de compraventa de prendas de segunda mano. Ahora, el centro de la ciudad se encuentra plagado de tiendas de este tipo, y no solo el centro turístico, sino también en las zonas de compras más exclusivas. Pero para los que no puedan acudir a las grandes ciudades ni tengan una tienda cercana, la opción de Internet es igual de válida. En la red crecen rápidamente las páginas dedicadas a este fenómeno. Ejemplos de ello pueden ser: Percentil, Segundalia o Second Look, entre otras.