¿Cuántas veces hemos soñado con redecorar toda la casa a lo “embrujada? Movemos un poco la nariz un poco y ¡Zas! Mesa y sillas nuevas, sofá nuevo, muebles nuevos… ¿lo imagináis? Pues tan mágico me temo que no puede ser, al menos todavía pero en Dismobel nos lo ponen realmente fácil y muy parecido. Se trata de una empresa de venta de muebles online donde podrás encontrar los mejores diseños y los mejores precios sin salir de casa. Toma medidas, siéntate delante del ordenador y escoge tu nuevo diseño de salón, jardín o dormitorio ¡Eso sí! En lugar de mover la nariz acuérdate de darle al click del ratón para conseguir los muebles de tus sueños.
La web de esta empresa tiene además muchísimas ventajas porque te permite ir añadiendo los muebles que más te hayan gustado a una carpeta personal de favoritos que se encuentra ubicada dentro de la misma página online para que luego puedas compararlos y seleccionar el que más se adecúe a tus necesidades o el que más te convenga en ese momento.
Tienen muebles de salón-comedor, dormitorio, sofás, sillones, espacios de trabajo y muchísimo más con descuentos de hasta el 40% en las mejores marcas y, mejor aún, consigues un 10% de descuento adicional para tu próxima compra.
Para mí Dismobel ha sido todo un descubrimiento. En mi caso era la habitación de mi hija lo que quería renovar porque, aunque me sigue pareciendo una niña y a mis ojos siempre lo será pues… ya no lo es tanto y la pobre tenía que seguir conviviendo con peluches y Mickey Mouse. El problema es que no me apetecía nada meterme en líos de ir buscando por las diversas tiendas de muebles de la ciudad y perder muchísimas horas hasta encontrar lo que nos guste a las dos y se mantenga dentro del presupuesto que teníamos para hacer esta redecoración así que metí tres palabras en el buscador “mueble juvenil online” y entre los resultados encontré Dismobel, justo lo que necesitaba.
Y es que ponerse de acuerdo con una hija a la hora de buscar muebles para su habitación puede ser toda una odisea, lo que le suele gustar a ella, además de no gustarme a mí, no era para nada práctico. Imaginad un escritorio cuya base esta toda puntada o tintada o como se diga, de un color oscuro: cualquier arañazo se vería e kilómetros de distancia, y eso por no hablar de que se cansaría enseguida de ver esos tonos en su habitación aunque ella esté empeñada en que es así. Por otro lado lo que me gusta a mí no le gusta a ella, que yo tampoco le estoy pidiendo que se ponga un mueble clásico pero no veo necesario comprar muebles súper modernos todos sabemos que en menos de dos años habrán pasado de moda. Y es que, como siempre, en el medio está la clave del éxito. Así que estuvimos mirando mucho tiempo lo que podíamos comprar, muebles modulares, habitaciones completas, colores, decoración y por fin, tras largas horas de discusión llegamos a un acuerdo bastante bueno para ambas.
Está claro que siguió siendo muy estresante pero no me quiero imaginar lo que habría sido hacerlo en vivo y en directo yendo tienda por tienda y pateándome toda la ciudad con mi hija “de morros” a mi espalda. Mejor ni lo pienso.