
Ahorrar, menos dinero, salir más barato son conceptos que nos gusta oír. Sin embargo, no siempre son buenos. Cuando se contextualiza en algunos ámbitos son frases que suelen hacer daño. Uno de ellos por ejemplo es en las residencias de personas mayores. Normalmente cuando ves que una tiene precios muy bajos, que ofrece muchas cosas a poco precio, es que hay un engaño o bien, la calidad va a estar por los suelos. ¿No lo crees?
El ejemplo lo tengo cuando estuve buscando una residencia para mi madre. Estaba claro que después de muchos años de cuidarnos a mis seis hermanos, era el momento de que ella fuera la que recibiera todos los cuidados. Contrastamos muchas, pero al final nos quedamos con Residencia San Vital, es cierto que no era la más barata, pero es cierto que era la que más nos ofrecía.
Nosotros solo queríamos la tranquilidad de saber que estaría atendida las 24 horas del día por un equipo humano muy cualificado, del que recibiría toda la atención, cariño y respeto que ella se merece. Y así fue. Totalmente adaptada para atender personas válidas y dependientes, esta residencia de ancianos en Madrid tiene capacidad para 90 personas y se estructura en tres unidades de convivencia independientes para atender a los residentes de manera individualizada, y eso está claro que no se paga con dinero. Y es que vivir en estos sitios tiene una serie de beneficios.
Me gustó mucho porque se ofrecen diferentes niveles de asistencia personalizada, en función de las necesidades de atención y los perfiles de los usuarios para facilitar un conjunto de acciones coordinadas que mantengan la calidad de vida, buscando mejoras y cambios positivos en la situación de los residentes. En la residencia de ancianos se puede elegir entre habitaciones dobles, individuales o suites con terraza, todas ellas dotadas de baño geriátrico completo, camas electrónicas de cuatro planos, lencería de algodón, teléfono y teleasistencia. La verdad es que mi madre se merece y esto, después de muchos años de sacrificio y preocupaciones.
Servicios
Los servicios que tienen son excelentes. Cuentan con cocina propia para ofrecer la mejor calidad. Allí se elaboran dietas y menús personalizados. Algo vital para una persona como madre que padece de diabetes y tiene la tensión alta. Además cuentan con servicio de organización de eventos, comidas familiares y cumpleaños. Esto nos da la vida porque por ejemplo hace dos semanas celebramos el cumpleaños de mi hermana allí todos juntos.
Además el centro está permanentemente atendido con los recepcionistas y personal nocturno de seguridad que velarán por su seguridad y que todo en el complejo funcione correctamente. Así te puedes meter en la cama sabiendo que tu familiar querido estará en las mejores manos.
Y para una mujer tan coqueta como es mi madre, el detalle de contar con una peluquería es el punto de diferencia con otras residencias. Cuenta con un equipo de profesionales que hace una visita todas las semanas ofreciendo servicios de peluquería, afeitados, manicura, tratamientos de estética, etc…También pueden acceder también al servicio de podología que ofrecen en las propias instalaciones. El servicio no se limita al tratamiento puntual de las distintas afecciones; el podólogo lleva a cabo un seguimiento personalizado de cada residente, aportando un nuevo perfil médico en el área de control sanitario.
Labor humana
Por último, cuentan con lavandería propia en el centro para garantizar así el mejor cuidado de la ropa de los residentes y un equipo de mantenimiento que no sólo realiza las revisiones periódicas que todo complejo debe tener sino que además ofrece servicio de “pequeñas reparaciones y manitas” a aquellos residentes que lo necesiten. Recuerdo que le compramos a mi madre una televisión para su habitación, y con el famoso apagón de los canales, donde había que resintonizarlos, ella no sabía. Pues bien, este chico se fue por todas las habitaciones poniendo los canales. Y como a mi madre le gusta, “la1 en el 1, la2 en el dos, Antena 3 en el tres, Telecinco en el cinco”.
El precio es de 1.700 euros por mes, una cantidad importante pero que creemos que es la justa. Todos los hermanos hacemos un esfuerzo para que mi padre tenga las mejores condiciones. Algo de lo que nos sentimos muy orgullosos. Por eso, ahora entenderás que hay en algunos aspectos de la vida donde no se puede estar mirando el céntimo. Al final, ya sabes, lo barato sale caro.